El ingeniero porteño Carlos Wauters (1869-1957) tuvo gran vinculación con Tucumán. Residió aquí a comienzos del siglo XX, como director de Obras Públicas de la Provincia y Superintendente de Irrigación en el segundo gobierno de Lucas Córdoba. En esta columna nos ocupamos alguna vez de su trayectoria (ver "Apenas ayer", 15 de septiembre de 1999), bien significativa también en el orden nacional.
Nos interesa rescatar un pequeño libro (56 páginas con fotografías y planos desplegables) que Wauters editó en 1904. Se titulaba "El cemento armado en la República Argentina. Depósito para agua filtrada en Tucumán". El trabajo exaltaba de entrada las ventajas del cemento armado que, si se difundía desde tiempo atrás en Europa y Estados Unidos, recién comenzaba a emplearse en la Argentina.
"Es más -decía Wauters- en el más amplio campo de las obras civiles, públicas o privadas nada se ha hecho (en cemento armado), y por esta razón la construcción del depósito de agua filtrada para el servicio de dotación a la ciudad de Tucumán, ha llamado justamente la atención". Expresaba que habían visitado esa obra muchos profesionales, y se había ocupado de la misma con insistencia la prensa nacional, lo que "ha despertado el interés de los entendidos, aún en Europa".
Esto lo había resuelto a proporcionar una amplia explicación técnica, ilustrada con numerosas fotografías -panorámicas y de detalle- de los trabajos localizados, como se sabe, en Villa Muñecas. A juicio de Wauters, debía destacarse la actitud del Gobierno de Tucumán de hacer posible "la ejecución de una obra que, por sus proporciones, ha venido a señalar un paso atrevido en la especialidad del cemento armado".